domingo, julio 01, 2007

La Noche del Iris Negro

En un manicomio francés, a principios del 1900, un loco escribió sobre las paredes: "viajo para conocer mi geografía". A pesar del autor, la frase parece bastante cuerda, conocer dicha geografía puede ser más difícil que cruzar los Andes o algún desierto, pues te enfrenta a tus miedos, fracasos y virtudes. Esta misma idea, es decir, que uno se proyecte en sus vivencias es uno de los cometidos del último libro que cayó en mis manos. Dicho objeto lleva por título "Suicidios Ejemplares" y su autoría está a cargo del escritor español Enrique Vila-Matas. En su prólogo dice que los relatos que conforman el libro son suicidios imaginarios que pretenden trazar un itinerario moral sobre el suicidio, con el que el autor pretende trazar su cartografía personal. El lector se enfrenta, entonces, a 11 relatos que lo hacen proyectarse en la idea de la muerte por mano propia y lo hacen reflexionar sobre los límites de su geografía.
El relato que me parece más revelador de todos es el homónimo a esto que escribo, pues es ahí donde, creo, se manifiesta una idea clara del autor acerca del suicidio. El relato comienza con un epígrafe de Séneca que dice: "La cosa mejor que ha hecho la ley eterna es que, habiéndonos dado una sola entrada a la vida, nos ha procurado miles de salidas" (Cartas morales a Lucilio). El relato continúa can la historia de una sociedad secreta en que todos los miembros habían prometido ejercer la máxima libertad que tiene el hombre, es decir, quitarse la vida; pues uno de los miembros decía que sin posibilidad de suicidio ya se habría muerto desde hacía mucho tiempo. Sin embargo, los miembros originales van desapareciendo hasta que sólo quedan dos hermanos que deciden no morir y viven con la sensación de que han traicionado a sus amigos, pero no hay testigos que corroboren la traición, todos con dignidad han muerto, su sombra cruza. El círculo se cierra cuando llega un individuo al lugar donde ocurría esto y se entera de toda la historia, se vuelve cómplice de los hermanos y ahora es él quien puede dar cuenta de la traición. La historia continúa.
Las formas, la causas, las consecuencias que cuenta cada relato acerca del suicidio, hacen que para el lector resulte imposible no tener una reflexión profunda sobre el tema. En lo personal creo que es difíl plantear el problema desde una perspectiva filosófica o moral, sin embargo, pienso que pensarlo a la manera de Séneca o como los hermanos en la noche del iris negro, como una posibilidad de salir de esta vida, como la máxima expresión de la voluntad humana que es eliminada en el acto, es una proyección que evita que nos tiremos al vacío. Aún sigo trazando mis mapas.

1 comentarios:

marmx dijo...

Emotivo el post mi amigo. Lejos de maltratar refitos de pensadores como Durkheim o Camus se nota el proceso creativo y autónomo de este texto. Bravo.

P.s. Que tan largo esta el librito?